Los hashtag que utilizan para la otra manifa, la tuitera, son #TodasUnidas23F y #Yovoy23F. Sí, ya lo sé, son muy flipados de la vida, pero qué le vamos a hacer, peor sería que se dedicasen a hacer carreras por los polígonos con un buga tuneado.
Nótese que el primero de los hashtag lleva su carga ideológica incorporada. Dice "TodasUnidas" y no "TodosUnidos", que sería lo gramaticalmente correcto. En el mundillo de esta gente el género gramatical es un inaceptable residuo del patriarcado capitalista con el que hay que acabar, por eso hacen estos ridículos y por eso la gente del común no termina de entender "su lucha". Ya se lo he explicado en persona a más de uno de ellos: o abandonan estas chorradas del lenguaje inclusivo que no tiene ni pies ni cabeza o siempre van a ser una minoría, ruidosa y tal, pero minoría.
Pero dejémonos de detalles sin importancia y vayamos al tema. ¿Quién convoca lo de esta tarde?, ¿Izquierda Unida?, ¿los sindicatos?, ¿acaso el 15-M? No, ninguno de ellos. IU es parte del sistema y aunque los militantes más entregados terminen en la manifa, no aparecerán sus líderes, básicamente porque temen salir escaldados como les pasó a la Talegona y a López Aguilar la semana pasada en lo de los desahucios. Esta gente que se manifiesta en la calle es auténtica, se lo cree. Otra cosa sería que, si alguna vez arranca lo suyo, no tardase en ser cooptado por algún partido del sistema tipo el PSOE como pasó con las manifestaciones contra la guerra de Irak allá por 2003.
El 15-M, por su parte, es una pantalla muy desgastada ya. El españolito de a pie sabe bien de qué van y a qué se dedican. Luego tiene otro problema, dentro de la izquierda llamémosla revolucionaria hay un gran debate interno. A unos les pone eso de las manitas al aire, los gritos mudos, el rollito hippy y las asambleas interminables, a otros la acción directa, sin cortapisas. Estos aspiran a imponer una dirección centralizada con las cosas claras, es decir, una vanguardia formada por revolucionarios profesionales que diga lo que hay que hacer y cuando hacerlo. El eterno dilema entre tomar el palacio de Invierno por las bravas o hacer el bobo al estilo de los niñatos parisinos del 68. A los comunistas de verdad lo que les va es lo segundo, pero de comunismo puro queda poco. La LOGSE y los años de la abundancia han parido una generación de jóvenes malcriados, semianalfabetos y poco dados a los sacrificios sin cuento que exige una revolución en condiciones.
De ahí sus problemas de "identidad". Se saben pocos y, a falta de teoría, tienen que ir trampeando con eslóganes tontos y campañas puntuales que, como mucho, sacan a la calle a unos cuantos interesados en el tema aparte de los revoltosos de siempre. La movida de los desahucios, sin ir más lejos, les ha salido a pedir de boca, pero es un asunto demasiado limitado y que el sistema va a fagocitar en breve pidiendo un favorcillo off the record a los bancos. O que sean los mismos bancos los que, voluntariamente, aflojen el dogal para evitarse más problemas de los que ya tienen. El capitalismo, ese odioso sistema que todo lo tolera, todo lo engulle y todo lo asimila. Porca miseria.
Por similar derrotero discurre lo de las mareas de colores. Hay aproximadamente una docena y, al ritmo que llevan, en breve se les va a acabar la paleta de color hexadecimal. Estas mareas van dirigidas a lo que en marketing se denomina "audiencia de nicho". La blanca está enfocada a médicos y profesionales de la sanidad estatal, la verde a los profesores y personal de la educación ídem y así sucesivamente. En definitiva, cada color tiene clientela y causa propia. Esto es una gran ventaja porque cada uno va por lo suyo y, ya de paso, se solidariza con lo de los demás.
Con todo, no deja de ser triste que algo así como tan social tenga que recurrir al "que hay de lo mío" para sumar manifestantes. Pero, claro, aquello de la revolución proletaria ya no mueve a nadie porque no saben ni lo que es un proletario. Los de las mareas quieren mantener sus sueldecitos íntegros, sus cuatro semanas de vacaciones, sus moscosos y su media hora de desayuno. Es, en cierto modo, una revolución reaccionaria que busca consolidar privilegios ejercidos a costa del erario público que ellos denominan "derechos". Pero ese ya es otro tema.
A grandes rasgos lo que piden es esto:
1. "Defensa de lo público". Traducción: defensa de lo estatal, del Estado, de lo que hay.
2. "Democracia participativa". Traducción: democracia popular como la de Cuba.
3. "Impago de deuda ilegítima". Traducción: no hace falta, impago se dice igual en perroflautés y en español.
4. "Contra los recortes". Traducción: los que vivimos del presupuesto queremos seguir haciéndolo hasta el día del juicio final. Y los que no, queremos empezar a hacerlo lo antes posible.
5. "Justicia Social". Traducción: expropiaciones masivas y redistribución.
6. "Expulsión de los corruptos". Traducción: sacar a palos a los del PP (sólo a los del PP) y juzgarlos en un polideportivo en plan sumario.
Las mareas son las que acaudillan la manifa de hoy. Mirando en su página web me he encontrado con toda la lista de entidades adheridas ("colectivos" en perroflautés), que es bastante larga aunque no es descabellado suponer que muchas de ellas tienen más letras en el nombre que militantes, y sí, estoy pensando en delicias perrofláuticas como "Talde Animalista", "Tierra de Campos Existe" o la "Plataforma Cidadá Contra a Autovía de Redondela".
Estos colectivos puramente postales (y algunos creo que ni eso) son los que le ponen el tipismo, la gente viene (si es que va) por las mareas. Hasta la fecha son las siguientes:
· Marea Amarilla (Plataforma Contra el Préstamo de Pago en las Bibliotecas)
· Marea Azul (Contra la Privatización del Canal de Isabel II)
· Marea Blanca (En Defensa de la Sanidad Pública)
· Marea Naranja (Intervención Social en Lucha)
· Marea Negra (Movimiento Ciudadano de Apoyo a los Mineros)
· Marea Roja 9 (Movimiento Ciudadano de Desempleados en Lucha)
· Marea Verde (En Defensa de la Educación Pública)
· Marea Violeta (Feministas)
A partir de aquí la cosa empieza a repetirse. Hay otras dos mareas negras aparte de la de los mineros. Una en Asturias que reúne la "Asamblea de Trabajador@s Públic@s de Asturias", y otra más en Madrid para los trabajadores del ayuntamiento, pero sólo los de Moratalaz. Hay otra marea azul aparte de la del Canal de Isabel II, la de la llamada "Plataforma de “Sí, Soy Rentable” – Stop Despidos MoviStar", circunscrita en exclusiva a Barcelona.
Algo similar sucede con la marea amarilla, que en Lérida es el color de los que defienden la educación estatalizada mientras que en el resto del Estadospañol los encargados de tan noble cometido se visten de verde. Los leridanos se hacen llamar "marea groga". La marea naranja es, como hemos visto antes, la de "lntervención social en lucha", pero también la de la "Asamblea de Trabajadores/as de los Servicios Sociales Públicos", pero, ojo, sólo la de los trabajadores (y trabajadoras, no vayamos a liarla) de Madrid, Aragón, Granada y la comarca leonesa del Bierzo.
Esta repetición no la entiendo porque colores sobran. Después de la "movilización" de hoy deberían ponerse de acuerdo y estandarizar colores y causas porque se solapan. Algo así como la Unión Astronómica Internacional que pone nombres a los asteroides y los planetas. Espero que lo hagan, eso sí, antes de que concluya la "Revolutionary season 2013", a la que le deseo mucha calle, pocos palos de la madera y una acampadita primaveral para que un servidor, primera autoridad nacional en perroflautología, pueda continuar con sus investigaciones.
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