sábado, 7 de mayo de 2016

Granadina Papers, ¿verdad o mentira?

Ayer grabé La Contracrónica antes de haberme enterado de la reacción de Podemos, que se resumió en negarlo todo de plano y anunciar una demanda contra OK Diario y Francisco Mercado, el autor de la información. La Contracrónica es un podcast y, como tal, es algo necesariamente en diferido. Desde que se graba hasta que llega al dispositivo donde va a escucharse pasa algo de tiempo. Es cierto que Ferreras lo llevó a mediodía en su programa de La Sexta, pero pasó por encima rápidamente, como si el tema no tuviese mucha importancia. ¿Os imagináis que, en lugar de Pablo Iglesias como beneficiario en esa orden de pago, apareciese el nombre de alguien del PP o, no digamos ya, el de Albert Rivera? La batalla de San Quintín sería un picnic campestre al lado de la que habría armada ahora. A estas horas del sábado lo que estaría en las portadas es el escrache que habrían montado en las puertas de su casa.

Lo llamativo es que apenas ha habido medios que hayan tratado el tema. Desde por la mañana lo llevaron Libertad Digital y La Razón haciéndose eco de la información que publicaba OK Diario. Otros, como Voz Pópuli, lo llevaban por la tarde coincidiendo con la reacción oficial de Podemos, su nota de prensa y las declaraciones del propio Iglesias. En resumen, se la cogió casi todo el mundo con papel de fumar salvo excepciones contadísimas. Y eso que la historia era (y sigue siendo) buena. Pero la prensa funciona así, los directores esperan a que se arme más gorda para meterse a saco con el tema. Este no es el primer caso y no será el último.

OK Diario es un periódico sensacionalista. Pero eso no es malo, todo lo contrario, es algo buenísimo. En un país libre hay espacio para todo tipo de medios, para todas las líneas editoriales y para todos los estilos periodísticos. Otra cosa ya son los gustos personales, pero, ¿se os ocurre algo más amarillo que algunos programas políticos de televisión? El de Ferreras sin irnos muy lejos. Y este, sin embargo, para muchos es el Evangelio según San Pablo, o según San Íñigo dependiendo de los días. OK Diario tiene un estilo propio, personalísimo, que no deja lugar a dudas de quién es su director. Es un diario sensacionalista pero honrado. Le da a todos por igual y, hasta donde yo sé, no ha publicado ninguna noticia falsa en su corta pero exitosa existencia. De hecho, hasta hace un día andaba dando a Cañete, el eurodiputado del PP, hasta en el cielo de la boca. Las informaciones sobre Arias Cañete supongo que son, para los que ayer echaban pestes de la historia de los papeles de Granadinas, de la máxima fiablidad solo porque involucraban a uno del PP en asuntos turbios.

La cuestión es que lo que contaba ayer OK Diario no es un rumor sin más fundamento que una llamada de teléfono. El periódico de Inda aporta una prueba, una orden de pago del ministerio de Economía y Finanzas de Venezuela con los sellos y membretes preceptivos. Podría estar adulterada cierto, pero también podrían haberlo estado los mensajes SMS entre Bárcenas y Rajoy que El Mundo publicó hace un par de años ("Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo", "Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo"). Todos los dimos por buenos aunque siguen siendo supuestos porque el caso Bárcenas está aun por juzgarse y emitirse veredicto al respecto. Ídem con los papeles de aquella empresa de la isla de Jersey que le costó el ministerio a José Manuel Soria. Cuando nos los pusieron delante con la firma del entonces ministro estampada abajo los dimos por buenos. Los que más curso dieron a aquella exclusiva, los que aullaron como lobos en la noche fueron los mismos que ayer trataban por todos los medios de demostrar que lo de Pablo Iglesias era una fabricación interesada del propio diario. ¿Veis como no se pueden tener dos raseros en función de las preferencias políticas?

Hay, además, otro elemento a tener en cuenta. No es la primera vez que los términos "Venezuela", "financiación" y "Podemos" aparecen de seguido. A la formación se le ha acusado de recibir dinero de Venezuela en alguna ocasión anterior, luego esto no es más que la continuación de un relato (lo siento, Errejón, por robarte la palabra) que ya habíamos comenzado a leer. Si la orden de pago proviniese del Sultanato de Brunei o de la República de Armenia pues si cabría un sano escepticismo. ¿Qué relación personal y política ha tenido Pablo Iglesias con Brunei o con Armenia? Ninguna, pues eso mismo. Con la Venezuela bolivariana, en cambio, se le conoce un fructífero y prolongado idilio que se remonta a los tiempos del añorado (por él, al menos) Hugo Chávez.

Resumiendo, lo razonable es conceder el beneficio de la duda. Concedérselo a ambos. Presumo la inocencia de Iglesias, pero también la veracidad de una información que viene sustentada con documentos muy concluyentes. Concedido este solo cabe proceder al análisis. De ser mentira que el peso de la ley caiga sobre el diario en cuestión que ha publicado esa información falsa. Y ahí se acabaría el tema porque más análisis no veo. Ahí probablemente es donde la gente de Pablo Iglesias quieren que nos quedemos, exactamente en el mismo lugar donde Rajoy quería que nos quedásemos cuando se publicaron las capturas de sus confesiones privadas con Luis Bárcenas. Si el acusado dice que es mentira, pues nada, esperaremos a que se demuestre que es verdad. Claro, que eso puede llevar años porque la Justicia es necesariamente lenta.

No, las cosas no funcionan así. Por un lado está el recorrido judicial que eso pueda tener, por otro el recorrido noticioso y político. Si a un candidato a la presidencia del Gobierno le acusan de algo con pruebas lo lógico es que la gente del común empiece a especular y los periodistas a contextualizar. Pretender lo contrario no tiene ni pies ni cabeza, y más cuando solo lo pretendes para ti, porque bien que la maquinaria podemita se pone a 10.000 rpm cuando sale algo del resto de partidos. Ahí tienen Gürtel (sin juzgarse), Púnica (sin juzgarse), Bárcenas (sin juzgarse) o la infinidad de casos que pululan por los periódicos cada semana.

Dicho esto, y partiendo de que lo que publica OK Diario es cierto, hagámonos una pregunta: ¿quién ha filtrado esos papeles?, ¿las 'cloacas del Estado' como andan diciendo por ahí?, ¿algún venezolano del interior emboscado en el ministerio de Economía y Finanzas madurista?, ¿es quizá un ajuste de cuentas dentro de Podemos para forzar un relevo en la cúpula? Ahí las dejo.

ACTUALIZACIÓN - 8 de mayo

La historia va creciendo. Publica hoy domingo OK Diario que el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Henry Ramos Allup, confirma el pago y dice disponer de copia del depósito ordenado por Marco Torres, a la sazón ministro de Economía y Finanzas (y general del Ejército Bolivariano). Lo cuenta en un tuit.
  
Y una curiosidad más. La orden de transferir 272.000 dólares a Iglesias se efectuó el mismo día en que nació Podemos, al menos el día de su inscripción en el registro de partidos del ministerio de Interior, que tuvo lugar el 11 de marzo de 2014.

Esto no significa que sea verdad ni mentira. Significa que el tema va tomando cuerpo. Hagamos un ejercicio mental. Cambiemos los nombres de Pablo Iglesias y Podemos por el de Albert Rivera y Ciudadanos. ¿Les hubiesen concedido beneficio de la duda alguno o ya serían culpables? No nos engañemos, seguramente lo segundo.

Entretanto, y ya ciñéndonos al ruido que todo este tema ha ocasionado, ayer sucedió algo inédito: los fanboys de Podemos en las redes sociales (que haberlos haylos a pesar de los bots) promovieron un boicot al programa La Sexta Noche, que es algo así como su oráculo de Delfos. Fue tendencia en Twitter durante toda la noche del sábado. Acojonante. Darse un garbeo por este trending topic es una visita exprés a una guardería de bebés enrabietados presos del fanatismo político. Una mayoría pide directamente que a Inda no se le deje hablar, que le purguen de aquel programa. No se si lo saben, pero ponerse del lado del político y machacar al mensajero es propio de dictaduras.

La Contracrónica de hoy va de esto mismo. Los que me seguís ya sabéis que algunos días me pongo a escribir algo que luego me sirve de guión para el programa. A los que no les guste leer, ya saben, pueden escucharlo. Con buena música, eso sí.



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