No es ajena a esta "funcionarización" general el hecho de que el Gobierno salido de las urnas en noviembre de 2011 esté formado básicamente por funcionarios. Los pocos que no tienen la oposición aprobada desde su más tierna juventud llevan viviendo de la cosa pública tantos años que algunos ni se acuerdan de cuando cobrado la última nómina de una empresa (privada, quiero decir). Otros directamente no la han cobrado nunca, caso de Fátima Báñez, la ministra de Empleo que jamás tuvo empleo, al menos en la economía real, la que viene determinada por la ley del mercado, es decir, por los gustos y preferencias de los consumidores.
Todos sabemos, por ejemplo, que Mariano Rajoy es registrador de la propiedad desde muy joven. O que Soraya Sáenz de Santamaría es abogada del Estado. ¿Y el resto? Esa misma pregunta me la he hecho yo. Y me la he contestado. Así he descubierto que, de los catorce miembros que se sientan en el Consejo de Ministros, diez son funcionarios de carrera (el 71%), o que de promedio llevan 25 años en política, o que, de promedio también, entraron en la misma con poco más de treinta años, que suele ser la edad a la que se culmina con éxito una oposición. Lo que se dice un Gobierno con la cabeza puesta en la España real, poblada por españoles reales que se la juegan a diario para salir adelante sin esperar nada de nadie.
Entre los cuatro que no se presentaron a una oposición nos encontramos con que llevan todos viviendo del politiqueo desde hace 20 años, es decir, desde que Pablo Iglesias o Albert Rivera tenían 18 añitos. Para que veáis por vosotros mismos que no son fabulaciones mías aquí tenéis la tabla. Habla por sí misma.
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