Todos pensábamos que vivíamos en el final de los tiempos hasta que han llegado las grandes empresas del país y nos han recordado que de eso nada, que el Armagedón puede esperar y que, si nos portamos bien, tal vez en 2014 salgamos de la crisis. Ja. Ese cuento ya lo hemos oído varias veces. ¿Se acuerda de aquella antológica zapaterez, sufragada por los señores del Ibex, del “esto lo arreglamos entre todos”? Pues no digo más. Lo hemos arreglado de narices, si nos llegamos a esmerar un poco más a lo peor nos habríamos puesto en los diez millones de parados y en un déficit del 40%. Pero, estése usted tranquilo, que todo llegará, y antes de lo que piensa, que ahí tenemos al bombillo Montoro afinando el mecanismo del reloj.
Veamos lo que dicen los empresarios del pesebre. Resulta que se han reunido para no sé sabe bien qué cosa y han concluido que este año de difuntos de 2013 será un “año puente” hacia la recuperación. Luego cantará la calandria y responderá el ruiseñor, más tarde los enamorados irán a servir al amor. Ja. Será un año puente sí, pero para tirarse de él. Un año viaducto como el de la calle Bailén pero sin paneles de metacrilato. Un año que empezó en 2008 y no terminará nunca porque el puente nació en Seseña y muere en Buenos Aires. Engañarse es inútil, la recuperación no va a llegar porque lo deseemos con fervorosa pasión como la de aquel niño del anuncio del Atleti que soñaba con más fuerza que el niño británico. El Atleti no ganó por el sueño del niño, sino porque tenía en la delantera al Kun Agüero y a Diego Forlán. Bueno, por eso y porque el Atleti es mucho Atleti. España, por desgracia, no es mucha España. Por España hay que entender todo lo que está más allá de la M-40, terra ignota e inexplorada de la que Madrid, incomprensiblemente, es capital.
¿Y en qué se basan estos empresarios (es un decir) para hacer un vaticinio tan, digamos, rajoyano y sorayífero? En lo de siempre, en las exportaciones, que si han aumentado, que si el déficit comercial ya no hay quien lo conozca, que si somos un país de fiar y demás placebos a los que toda esta gente es adicta. Llevan dando la paliza con lo de las exportaciones desde el verano pasado y no hay quien los detenga, ya saben aquello de que cuando un tonto coge la linde, la linde se acaba pero el tonto sigue. El secretario de Estado de Comercio, un tal Jaime García-Legaz que es clavado a Kojak pero en burócrata, estaba ya con la tontería hace un semestre. Todo iba a ir bien y todo ha ido mal.
Kojak, perdón, don Jaime, es algo así como el sumo sacerdote de la trola. Las exportaciones tirarán del carro y volveremos a los buenos tiempos en unos meses. Es mentira, lógicamente, y espero que los que la van difundiendo no se la crean porque no hay peor bandido que aquel que se cree sus propias engañifas. La economía española no va a salir del agujero porque tiene una deuda espantosa, mayor de lo que alcanzamos a imaginar, el equivalente a tres o cuatro veces lo que producimos en un año. Se podría haber deshecho el entuerto hace cinco años, pero se ha venido haciendo todo lo contrario de lo que indicaba el sentido común, así que tome asiento y dispóngase a aterrizar suavemente en Argentina, ese país donde el político siempre gana y las buenas personas pierden.
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