Y quién es Alberto Nadal se preguntará el 99% de los lectores (el 1% restante es el Sorayo Nadal, su augusto hermano, que sabe muy bien quién es). Alberto es un sorayo de tronío. Gafa de pasta, quijada de mero a la espalda y la titulación de técnico comercial del Estado en la cartera. Hasta hoy era vicesecretario de asuntos económicos de la CEOE. Sí, ya se que es sorprendente que la patronal tenga una secretaría de "asuntos económicos" cuando, en rigor, esos son los únicos asuntos que debería de tratar el tercio patronal del sindicato vertical, más conocido como CEOE.
Tiene su aquel que Rajoy haya escogido el 28 de diciembre para nombrar al benjamín de los sorayos secretario de Estado. Hace justo un año el de la barba se quitó la careta metiéndonos el mayor impuestazo de la historia. Un asalto al bolsillo del
O, un momento, quizá no. Sorayín Nadal va a hacerse cargo de la secretaría de Estado de Energía, responsable de poner orden (o perseverar en el desorden) en el mercado energético español. Lo más probable es que haga lo segundo, que para algo es un sorayo y se debe a quien le ha puesto ahí. Y ahí le ha puesto el mayor y peor enemigo que jamás ha enfrentado el contribuyente español.
A causa del politiqueo, es decir, la Pesoe y la Pepé, tenemos en España la electricidad más cara de Europa. Todo por culpa de la obsesión que esta gentuza tiene por decir cómo tienen que generarse los vatios que alimentan bombillas, electrodomésticos y maquinaria industrial. El resultado después de una década de experimentos es que hay 25.000 millones de euros en el aire que el contribuyente tendrá que pagar más tarde o más temprano. De hecho ya los está pagando mediante subidas en cadena del precio de la luz. Todo para satisfacer los delirios ecológicos de políticos ya retirados del ejercicio (que no necesariamente del trinque presupuestario) y para que un montón de empresarios del pesebre se hiciesen inmensamente ricos.
Bien, Nadal junior tendrá que hacer algo al respecto porque los planes del Gobierno son dejar el déficit a cero a lo largo de 2013. No amortizar los 25.000 millones que se deben, esos tendremos que seguir pagándolos mes a mes, sino evitar que se acumule un solo céntimo más de deuda. En fin, me troncho. O retiran ya mismo las primas a las eólicas, solares y demás formas insostenibles de generación, o el año que entra, aparte de electricidad, lo que generará el sistema eléctrico serán otros 3,000 millones de déficit que se anotarán puntualmente en el recibo, y así hasta el día del juicio final.
A los sorayos eso les traerá al fresco. No ya porque no paguen la luz, que la pagan (digo yo), sino porque sus enredos a costa del pagador de impuestos están muy bien remunerados y una subida del 60% no les amarga el mes. Ellos están por encima de esas menudencias que afectan a la plebe. En cierto modo me recuerdan a los protagonistas de "La venganza de los pardillos", aquella peli ochentera en la que un par de friquis inadaptados se vengan de toda la facultad. Porque los sorayos son eso mismo, unos pardillos a quienes sus compañeros freían a collejas en el cole, y que, por obra y gracia de la política se han aupado y ahora se toman cumplida venganza. El subtítulo de la película decía "Their time has come!". Su tiempo ha llegado y lo están aprovechando a tope. Que el BOE les acompañe.
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