viernes, 28 de diciembre de 2012

El rapto del niño

A falta de mejores entretenimientos navideños, el perroflautaje patrio –que por aquello del paro es numerosísimo y muy activo– ha perpetrado una de las acciones de protesta más berlanguianas que cabe imaginar. Átese los machos: han “secuestrado” al niño Jesús de un Belén de Santiago de Compostela para, horas después, “liberarlo” en el interior de un cajero. Toda la proeza, debidamente aliñada por el lenguaje grapil y palestinoide al uso, la han grabado en vídeo y, para que quede constancia gráfica de la misma, la han colgado en YouTube a modo de “comunicado urxente” (urgente).
Antes de nada dos precisiones. Los niños Jesús de los Belenes no son niños propiamente dichos, sino figuras y las figuras no se secuestran, se roban, que es lo que hizo esta panda. Tampoco se “liberan”, se reponen o abandonan; lo primero al dueño de las mismas, lo segundo en el sitio que venga más a mano, que bien puede ser un cajero o un contenedor de obra.

Dicho esto pasemos a la parte perrofláutica de esta epopeya justiciera que ha protagonizado un “colectivo” (sic) gallego autodenominado “fartas” (hartas). Se ve que, por el uso del género femenino sólo debe estar formado por “mulheres” (mujeres), pero la voz en off del vídeo es la de dos homes (hombres) que leen un manifiesto así, como muy reivindicativo y cargado de ideoloxia (ideología) hasta las trancas. Dicen que la movida se debe a que vivimos en una “sociedad sin valores, basada en la pobreza, en la exclusión, en la violencia, en vuestro lucro voraz, en la xenofobia, en los valores patriarcales y misóginos”. Ahí lo tienen, báilelo.

Si la nuestra es una sociedad sin valores no entiendo bien por qué, a renglón seguido, aseguran que sí que los tiene, pero son de índole patriarcal y misógina. Espero ansioso un nuevo comunicado que corrija este imperdonable salto de eje en la narración. El resto no hace falta que lo modifiquen, especialmente la frase que dice “pronto la mayoría social demandará otra sociedad radicalmente igualitaria”, que es donde se retratan tal cual son. Porque el rapto del niño compostelano va de eso mismo, de denunciar una sociedad que es injusta para traernos otra que, en nombre de la Justicia Social, lo será mucho más.

El cuento de siempre que se resume en el alegato final de los “secuestradores” cuando proclaman en perfecto gallego de la TVG que lo suyo es “un paso más en esta historia de loita (lucha) colectiva popular”. Pues vale, pues bueno, pues me alegro, mientras la “loita” consista en esto podremos respirar tranquilos.

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