Atónito, escuché anoche de boca de una presentadora de la ETB que la "selección del Estado" (sic) le metió cuatro chicharros ayer a Ucrania. La buena mujer, naturalmente, no estaba muy entusiasmada y pasó de puntillas por encima de la noticia. Normal, yo hubiera hecho lo mismo, a fin de cuentas, ¿a quién le interesa un partido de chupatintas de ventanilla? Hasta ese mismo momento desconocía que se hubiese formado un equipo de funcionarios estatales para acompañar a la selección nacional hasta Alemania. Lo más curioso es que, a los pobres, les han enfrentado a un equipo de futbolistas de verdad porque la locutora no ha dicho que los cuatro goles se los hubieran atizado a un combinado funcionarial ucraniano, sino a la misma Ucrania. Esto de por sí ya tiene mérito.
Según me he enterado más tarde, en recompensa por semejante machada el ministro de Administraciones Públicas les ha puesto un autobús para ellos solitos pintado igual que el de la selección, con el mismo lema, o casi... y, como estos no llevan protección policial, lo han traducido para evitar que algún montillista de campaña estatutaria les redecore la cara a pedradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario