miércoles, 23 de octubre de 2013

Que baje la prima no es que suba la economía

No es que haya bajado la prima de riesgo española, es que ha subido el interés de los bonos alemanes. La famosa prima de riesgo no es más que un diferencial entre los títulos de deuda pública a diez años de Alemania y del resto de países del mundo. Hace siete años los bonos españoles tenían una prima cero porque estaban al mismo tipo que los alemanes, en algunos momentos incluso llegaron a registrarse primas negativas, es decir, que era más rentable financiar al Gobierno alemán que al español. Las continuas emisiones de deuda por parte de Zapatero y el progresivo deterioro de nuestra economía impulsaron los tipos hacia arriba. Tocaron techo durante el verano de 2012, aunque siguen por encima del 4%, uno de los intereses más altos de Europa e inasumibles en el largo plazo.


Los compradores de bonos lo hacen porque suelen ser una inversión con un retorno seguro, ya que el colateral del préstamo son los contribuyentes. En el caso de que la economía del emisor empeore o haya dudas de que éste pueda impagar la totalidad o parte del bono, el inversor se defiende pidiendo un tipo de interés mayor. Este mecanismo es el que ha llevado a la deuda soberana española a sus niveles actuales. Ahora bien, España no está aislada, pertenece a la zona euro y, como tal, los tenedores de su deuda presuponen que, en caso de problemas graves, sus socios o el banco central le prestarán ayuda financiera. Esta es la causa principal que explica la bajada de la prima española.

La mejora de las expectativas económicas para todo el mundo y, especialmente, para la eurozona ha tirado de los intereses hacia abajo. Esto nos indica que los inversores temen hoy menos un impago que hace un año. Obviamente la coyuntura actual no es eterna. En unos meses puede cambiar radicalmente y afectar de un modo directo y letal al tipo de interés que el Gobierno paga por sus bonos.

España sigue siendo un país en situación extremadamente crítica. Las tímidas reformas del gabinete Rajoy se han hecho sentir de un modo leve pero positivo. El salvaje endurecimiento fiscal promovido por Montoro, sin embargo, ha deshecho todo ese esfuerzo paralizando la economía con impuestos y más impuestos. A los inversores, en principio, tanto les da que el Gobierno repague su deuda con dinero procedente del saqueo fiscal o de unos impuestos moderados, pero también es cierto que miran a largo plazo y saben que una economía asfixiada por el Estado no es de fiar.  

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