domingo, 26 de febrero de 2006
La isla fantasma
En el siglo XIX encontraron carbón en Gunkajima, un islote de la costa japonesa no muy lejos del puerto de Nagasaki. La economía nipona se hallaba entonces en plena expansión industrial por lo que la compañía Mitsubishi levantó un gran complejo de extracción del mineral, un puerto y un asentamiento para los mineros y sus familias. Tan productivo llegó a ser que en unos años se transformó en una pequeña ciudad de unos 5.000 habitantes. Como no había espacio para edificar casas al estilo japonés -de dos o tres pisos a lo sumo-, los arquitectos diseñaron una ciudad vertical, dotada de todos los servicios que los mineros podían necesitar. Una especie de Hong Kong de las minas. Lo que, en principio, no era más que un peñasco deshabitado en medio del mar adquirió una forma encastillada que, en la lejanía, parecía (y parece) la silueta de un navío de guerra, un destructor de los que se estilaban en la primera mitad de siglo, de ahí que pasase a ser conocida como la "isla acorazado".
Durante casi un siglo la explotación funcionó a pleno rendimiento hasta que, en los setenta, la crisis del carbón obligó a la Mitsubishi a cerrrarla. En 1974 fueron evacuados los mineros y la compañía cerró las instalaciones, bueno, no las cerró, las abandonó. Han pasado desde entonces 32 años y la isla fantasma es todo un espectáculo digno de ser fotografiado. Hace como 10 años había leído algo sobre esta isla pero, como no existía internet, no pude buscar más información sobre ella.
Anoche, cuando volvía a casa, estaba empezando a nevar y acababa de ver un ostiazo de primera en Puerta de Hierro, de esos aparatosos con muertos y demás. Acojonado por lo del accidente me puse a 70 por hora detrás de un coche que era de la marca Mitsubishi y, no se porqué, recordé esta historia. Hoy he buscado información en Google y voilà, he encontrado de todo, especialmente fotos. Esto me ha vuelto a confirmar que lo que no está en internet no existe. No es exactamente como me la figuraba pero no me ha defraudado. Según parece, las visitas a la isla están prohibidas por lo que eso de sacar más fotografías (como no sean aéreas) debe ser bastante complicado.
De los reportajes fotográficos que he encontrado los mejores son de un japonés, todo un artista del blanco y negro, que visitó la isla en enero de 1974, justo antes de que la gente comenzase a largarse, y regresó a ella diez años después. He seleccionado un par de fotos de ambos reportajes. La primera es de unas niñas, posiblemente hijas de mineros, posando para la cámara. La segunda es del 84, de una de las calles de la ciudad. Muy angustioso. Los japoneses son muy aficionados a construir en madera por lo que la ciudad está llena de tablones por todas partes. El resto de las fotos las tenéis en los vínculos que pongo abajo. Son realmente buenas. He visto otras en color, pero no es lo mismo. Una ciudad abandonada, y más de esas dimensiones, sólo se puede fotografiar en blanco y negro.
Más información aquí y aquí (en inglés, naturalmente)
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