jueves, 30 de agosto de 2012

Cuestión de tamaño

Aunque España es uno de los países más extensos de Europa, el tercero después de Francia y Ucrania, los españoles vivimos apiñados en bloques de apartamentos. Este detalle, que, por pura costumbre, pasa desapercibido a los naturales, es motivo de comentario entre los extranjeros, especialmente de los que vienen de países anglosajones. La obsesión por vivir en bloques no es privativa de las grandes ciudades, sino de todas las ciudades del país y de prácticamente todos los pueblos de cierta importancia. Los españoles, que tenemos suelo para regalar, vivimos literalmente en el aire. Lo hacemos, además, a precios muy altos. La vivienda en España siempre ha sido prohibitiva. Durante la burbuja inmobiliaria alcanzó extremos insuperables, tal vez por eso mismo, porque como bien escaso que siempre ha sido, conservaba muy bien el valor en un país cuya moneda -la peseta- se devaluaba continuamente.

lunes, 27 de agosto de 2012

Nuestra maldición fiscal

Nunca antes en ningún momento de la Historia se habían pagado tantos impuestos como ahora. El europeo medio trabaja, de promedio, la mitad del año para alimentar los cuantiosos y crecientes dispendios del leviatán estatal.

A cambio, recibe algunos servicios que, o no demanda en absoluto, o sí demanda pero procura satisfacerlos en otra parte. Así nos encontramos con una paradoja. El grueso de los que mantienen vía impuestos el monstruito no recibe nada o casi nada, y, lo que es mejor, tampoco lo busca.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Treinta siglos no es nada

Desde hoy está disponible en Amazon mi primer libro electrónico. Lleva por título "Treinta siglos no es nada, de Argantonio a Adolfo Suárez". Se trata de una historia de España hecha pasaje a pasaje, en la misma línea de "Nosotros los españoles" que la editorial Áltera publicó en papel hace ya cuatro años. De hecho es, en lo esencial, el mismo libro. He retirado unos cuantos capítulos y he incluido otros nuevos. Mientras "Nosotros los españoles" terminaba en la guerra de Cuba, "Treinta siglos no es nada" llega hasta Adolfo Suárez, lo que ha implicado incluir unos cuantos capítulos relativos al siglo XX, ocho exactamente. He quitado también las batallas (Numancia, Navas de Tolosa, Trafalgar...etc) y las he sustituido por otro tipo de historias menos heroicas, pero también muy agradecidas de leer, como la expedición de Alejandro Malaspina en el siglo XVIII o la historia de Quinto Sertorio.

El libro estará, durante los próximos tres meses, disponible en exclusiva en la tienda de Amazon para Kindle. No existe edición de papel, sólo electrónica, y el precio es acorde a lo que creo que debe costar el libro de un autor desconocido: sólo 4 euros. Advierto que son 4 euros que dan para bastante porque el libro me ha salido largo, de más de quinientas páginas. Otra cosa, no tiene DRM, es decir, que quien compre el libro se lo queda para siempre y no hasta que agote los seis dispositivos de rigor.

Las razones por las que he empezado a publicar en Amazon directamente, evitando intermediarios, las desgrano en el prólogo de "Treinta años no es nada". El prólogo lo adelanto a continuación, para que luego no digan que no cuido a los lectores fieles de mi blog.

jueves, 16 de agosto de 2012

Una prórroga innecesaria

Los subsidios nunca crean riqueza, la destruyen. Este es un axioma económico que nuestra clase política se debería saber ya de memoria por la pura machaconería de los hechos. Pero no sólo eso. Un subsidio, aparte de destruir riqueza, genera un puñado de incentivos perversos que, si bien mejoran la situación del subsidiado en el corto plazo, empeoran la de todos en el largo.

Contra el subsidio de los 420 euros


miércoles, 1 de agosto de 2012

La compadrecencia

Primero de los corrientes agosteños. Media España de vacaciones y la otra media en casa puteada porque no puede salir de ahí. Cosas de la crisis, de los seis millones de parados y de la brutal devaluación interna que, a la salud del sector privado, hemos acometido en los últimos dos años. Las playas este año estarán llenas de extranjeros, famosos y, sobre todo, funcionarios, que esos ni saben que hay crisis ni lo sabrán hasta que los nachojcolares nos saquen del euro y se coman con patatas la inflación que vendrá. Los políticos no son de playa, son más de yate, chaletazo en cala privada de Mallorca y viaje a las Maldivas. En España se recorta de todo menos de la política, esa siempre está de fiesta. Los que de ella viven no andan mal de dinero, así que podrán pagar eso y todos los gintonics de Hendricks con su compango de pepino y tontería que les venga en gana.