María Seguí se dejó caer por aquí hace ya tres años. No sabía quien era y he seguido sin saberlo durante todo este tiempo hasta que ha aparecido en los papeles, aunque no para dar gilipollescos sermones como el de aquel día de 2013. Al final resulta que las cámaras de vigilancia tendrían que habérselas puesto a ella.
Por cierto. Ni ha dimitido ni la han cesado.
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