Si no fuese porque lo dice un periódico, la verdad es que me costaría hasta creérmelo. Si la semana pasada me tocó fustigarme a conciencia con noticias de bautismos civiles esta no ha sido menos, menos dolorosa quiero decir. El Diario de Navarra informaba ayer que un colegio de la localidad de Castejón, en Navarra, prohibirá la próxima Navidad toda celebración relacionada con la religión católica. Los alumnos de esa escuela solían celebrar, hasta que su Robespierre con careta de director se lo ha impedido, un festival navideño en el que se incluía nada menos que un Belén viviente. Para eliminar todo resabio del tradicional festejo ha prohibido también los villancicos y cualquier simbología que, siquiera de lejos, oliese a cristianismo.
martes, 16 de noviembre de 2004
domingo, 14 de noviembre de 2004
Palestina, año cero
Dedicaba la semana pasada Manel Gozalbo una sentida carta al sucesor de Yaser Arafat, que, a pesar de no tener aún apellido, todos saben que se llama Abú. Al que venga a suceder al matón de El Cairo le va hacer falta, sin embargo, algo más que buenas intenciones. Ya sea Abú Mazen o Abú Alá –y hago votos por que el primero sea el que se haga cargo de la situación- la herencia que ha dejado Arafat a sus discípulos es cualquier cosa menos atractiva. Palestina es hoy una entelequia a medio camino entre la nada absoluta, la miseria infame y el crimen organizado.
martes, 9 de noviembre de 2004
La patochada laica
La televisión, que es muy dada a este tipo de carnavales cuando no tiene suficientes noticias de envergadura para manipular, nos sorprendió este fin de semana con una ceremonia que era, cuando menos, digna de faldón de portada de un diario sensacionalista de esos que abundan por las islas británicas y que suelen detenerse en todo lo bizarro y friqui que esta sociedad nuestra ofrece.
domingo, 7 de noviembre de 2004
La bendición de las Azores
Que la intervención aliada en Irak fue necesaria creo que, tras ver que el país se ha librado de un tirano sanguinario, es algo que huelga recordar. Los iraquíes han ganado mucho con la valentía que el ya reelecto presidente Bush tuvo al proponer a la comunidad internacional acabar con la dictadura sadamita. Y no sólo por la recuperación económica, que, aunque los medios occidentales traten de no mostrar a su audiencia, es efectiva y está beneficiando a la práctica totalidad de un pueblo que las ha pasado canutas en la última década. Los iraquíes, a pesar de que una miríada de asesinos la traten de reventar a cualquier precio, celebran en su mayoría la intervención aliada y la libertad que han traído bajo el brazo los soldados americanos, británicos o australianos.
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