La planificación socialista sólo es posible –que no deseable– en este tipo de sociedades primitivas. Un planificador central no tendría muy difícil organizar una tribu de un centenar de miembros, todos emparentados, que viven del pillaje. Su trabajo consistiría en pensar por los demás y repartir equitativamente el fruto de la rapiña. Por encima de eso el socialismo sigue siendo indeseable pero es, además, impracticable.
Esta reflexión antropológica viene a cuento de la huelga de limpieza urbana que ha castigado Madrid durante las tres últimas semanas. Las calles de la capital suelen estar limpias, pero dejaron de estarlo en cuestión de horas porque quienes las limpiaban se pusieron de huelga. El trabajo de barrendero es uno de los que peor fama tiene, pero, ahí lo tienen, es tan necesario como cualquier otro, si falta es de los que más echamos de menos. Ya podían convocar una huelga los de Hacienda, que a esos no creo que nadie les extrañase.
No voy a entrar en si la huelga estaba o no justificada, personalmente creo que no, pero eso daría para otra columna. Los que no estaba justificado de ninguna manera fue el piqueterío sindical. La huelga, es decir, dejar de trabajar unilateralmente a modo de protesta, supone la vulneración de un contrato, pero su ejercicio está recogido en las leyes. Los piquetes no, y mucho menos el tipo de piquetes violentos que se gastan en España. Tan libre es el huelguista como el esquirol. Ni el segundo puede coaccionar al primero, ni el primero al segundo. La triste realidad es que las coacciones siempre vienen del mismo lado y nadie hace nada para remediarlo. El Gobierno lleva dos años legislando a toda máquina pero ni se le ha pasado por la cabeza redactar y pasar por el Congreso una ley de huelga que regule ese derecho que contempla una Constitución que lleva 35 años en vigor. Dicen las malas lenguas que no se atreven. Se han atrevido, en cambio, a fundirnos a impuestos todas las semanas. Pero, ay, los quejíos del contribuyente son silenciosos, los del matón sindical no. Ahí está la clave.
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