martes, 21 de marzo de 2006

La ciudad y la montaña

Como todo el mundo sabe, Madrid está muy lejos del mar; tan lejos que muchos madrileños ni lo echamos en falta (obviamente no podemos añorar lo que nunca hemos tenido). A esta infeliz circunstancia hay que añadirle el hecho de que tampoco tenemos río, bueno, tenemos el Manzanares, que es algo parecido. Según dice Gallardón, después de las obras que seguirán pagando mis biznietos, el Manzanares será por fin un río de verdad, o, al menos, tendrá aspecto de eso mismo. Lo dudo. De donde no hay no se puede sacar, y no hay porque es un río tan corto que, apenas ha nacido, pasa por Madrid y desemboca en el Jarama, que es un río de más fuste. Esto de no tener ni costa ni un río en condiciones ha sido siempre motivo de chanza. Con razón porque, ¿qué capital se ha visto que no tenga ni una cosa ni la otra?

A cambio, detrás de la ciudad se esconde un tesoro del que pocas ciudades y casi ninguna capital puede presumir: la sierra de Guadarrama, es decir, una cadena montañosa que llega a casi 2.500 metros de altura a sólo 40 kilómetros del centro de la ciudad. Creo que, a excepción de Berna, no hay en Europa un caso parecido. Pero Berna es una miniatura al lado de Madrid, no se si llega a los 200.000 habitantes, una ridiculez si lo comparamos con el área metropolitana madrileña, que supera los cinco millones. La semana pasada, aprovechando que hacía un día soleado, tomé unas fotos desde las afueras, subido en un puente de la carretera de La Coruña a la altura del kilómetro 10, es decir, todavía en el término municipal de Madrid.


En esta de arriba puede verse uno de los bloques de apartamentos de La Florida ($$$) y, tras él, el monte del Pardo y el pico de la Maliciosa, que se eleva hasta los 2.227 metros. Esta montaña es emblemática, y se ve desde casi cualquier punto de la ciudad. Por su vertiente izquierda sube el puerto de Navacerrada, y en la derecha se encuentra el Ventisquero de la Condesa, que es el lugar donde nace el Manzanares. Detrás del ventisquero se ve la mole de la Bola del Mundo, un poco más alta que la Maliciosa y famosa por el repetidor de televisión que hay en su cumbre. Hace no muchos años, cuando la televisión de casa no se veía bien, siempre había alguien que te decía en plan chuleta "-Macho, si ej que tienes la antena mirando a Navacerrada y no al Pirulí" Entonces preguntabas al portero y te confirmaba la sospecha. Ese repetidor era el culpable de que vieses "1,2,3" a ratos en blanco y negro y con nieve. Creo que era una leyenda urbana. La Bola del Mundo separa las dos estaciones de esquí madrileñas; a la derecha Valdesquí, y a la izquierda el Puerto de Navacerrada. El día que les dé la gana, es decir, nunca, las unirán y se podrá esquiar en un área muy extensa.

Moviendo la cámara hacia la derecha el mismo paisaje: encinar inmenso y, de golpe, la montaña. En este caso se trata de la Cabeza de Hierro, que es, después del Peñalara, el segundo pico más alto de Madrid. Lo acabo de mirar y mide 2.383 metros. Justo detrás de él hay un pequeño valle de montaña (la cabecera del Lozoya) y el Peñalara en cuestión con sus 2.430 metros de altura. En las faldas del Peñalara se encuentra el bosque de Valsaín y, a sus pies, Segovia, porque la sierra es alta pero muy estrecha. La distancia entre la Cabeza de Hierro y el puente donde hice la foto es de, exactamente, 37 kilómetros en línea recta (gracias Google Earth). Hace un par de inviernos subí hasta el refugio que hay cerca del final del telesquí de Valdemarín, no muy lejos de la Cabeza de Hierro, y, efectivamente, pude ver Madrid plácidamente recostado sobre el llano, pero parecía tan pequeño e insignificante que daba risa verlo. Normal que a mi aun más minúscula antena le llegase la señal del "1,2,3" de tan mala manera.


Dándome la vuelta, en primer plano la carretera de La Coruña en el tramo final de la cuesta de las perdices, que baja como la alfombra mágica del Parque de atracciones hasta el Manzanares. Aunque tenga 8 carriles, aquí la seguimos llamando carretera porque somos así de chulos. En segundo plano la ciudad en sí, en concreto la Dehesa de la Villa, el barrio de Tetuán y Azca. He vuelto a medir con el Google Earth (Dios, qué inventazo) y hay 8,87 kilómetros entre mi objetivo y la Torre Picasso, que, por si alguno no lo sabe, es ese edificio blanco tan alto. Hoy por hoy el más alto de Madrid, pero no por mucho tiempo, en antigua Ciudad Deportiva están construyendo un bicharraco que ya es casi tan alto como la Picasso y no se quien me dijo el otro día que iban por la mitad.


Parte de la sierra la quieren convertir ahora en un Parque Nacional. Me parece muy bien, pero espero que eso no signifique que la cierren a cal y canto porque, digan lo que digan los ecologistas, a la vista está que no se halla amenazada, sino más bien todo lo contrario. De hecho, en pleno mes de marzo una generosa capa de nieve la tapiza desde Siete Picos hasta La Pedriza desafiando la tesis del calentamiento global. Y es que las montañas son así de desvergonzadas.

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