El antiamericanismo es el ideologema contemporáneo que cuenta con más adeptos y que más y mejores satisfacciones reporta a los que lo practican escribiendo libros, haciendo documentales o redactando discursos para los líderes que gustan de emular a Fidel Castro. La escuela es antigua. Lo que hoy queda de ella es simple orujo adulterado de las antiguas campañas teledirigidas desde Moscú. Los soviéticos tenían un departamento ad hoc destinado a desinformar, a inventarse bulos sobre los americanos y a procurar que éstos se extendiesen como una mancha de aceite por todo occidente. Aún recuerdo como, siendo yo niño, se rumoreaba por Madrid que el síndrome tóxico de la colza se debía en realidad a un extraño virus que habían soltado los yanquis de la base de Torrejón. Lo peor es que mucha gente se lo creyó y algunos apostaban su mano, izquierda por descontado, por la veracidad de tan descabellada hipótesis.
miércoles, 15 de junio de 2005
sábado, 11 de junio de 2005
Manifestaciones
Tengo aún fresca en la memoria la imagen de aquel joven radical que en una de las muchas manifestaciones del noalaguerra se llevaba un jamón de El Corte Inglés de la barcelonesa Plaza de Cataluña. Los angelitos habían entrado en el comercio al grito de “asesinos” y raudos se dirigieron al supermercado para dejar patente que, amen de ser unos pacifistas indignados, tenían la despensa a la cuarta pregunta. No pude evitar imaginarme al del jamón compartiendo el botín unas horas después en el centro social okupado con sus compañeros de lucha anticapitalista, maldiciendo al burgués explotador entre loncha y loncha de pata negra acompañado por calimocho de brik. La extrema izquierda es así de entrañable. Hiperlegitimada como está, sabe bien que hagan lo que hagan sus vástagos no será reprobado por nadie, y menos que por nadie por los medios de comunicación, tan aficionados, por otro lado, a este tipo de jolgorios con regusto a viejas rebeldías del mayo francés.
lunes, 6 de junio de 2005
El timo de la energía eólica
Una de las energías alternativas con la que los ecologistas dan la lata más a menudo es la energía eólica. Consiste, esencialmente, en aprovechar la fuerza del viento para mover las palas de un molino que se encuentran engarzadas a una pequeña turbina que es la que, en última instancia, genera el precioso fluido eléctrico que hace posible, por ejemplo, que usted se encuentre delante de la pantalla leyendo este artículo. Aparentemente, todo son ventajas. Dejando de lado la arrebatadora estampa futurista de los parques eólicos, el combustible, es decir, el viento, es gratuito e inagotable. Carece de emisiones, la instalación de los molinos, aerogeneradores en el lenguaje técnico, es relativamente barata y su mantenimiento lo es aún más.
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