Para reponer el estómago del plato que serví el otro día, hoy os muestro la otra cara de la moneda, un paseo por lo mejor que ha dado el humor ruso. Dejando a un lado los crímenes, el comunismo forjó (involuntariamente, claro) una cantidad infinita de chistes políticos que constituían la única válvula de escape en la angustiosa atmósfera represiva que se vivía en la Unión Soviética y sus países satélites. Los chistes aparecieron con la revolución, por eso Lenin los prohibió calificándolos de "actos contrarrevolucionarios". Contar un chiste se convirtió de este modo en algo ligeramente heroico, de ahí que sólo se contasen entre familiares y amigos muy cercanos. Oficialmente los chistes no existían, rusos, polacos, alemanes del este, húngaros o rumanos vivían en el mejor de los mundos y era simplemente impensable que alguien hiciese una gracia sobre las inexistentes penurias que padecían.
miércoles, 25 de agosto de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
100 millones de muertos... y contando
Pocas veces una mala idea ha sido tan cara en términos de vidas humanas como el comunismo/socialismo marxista. He preparado en LD una galería con 40 fotos que resumen casi un siglo de barbarie ideológica. Algunas imágenes son de una dureza extraordinaria, pero, del mismo modo que tenemos la obligación moral de mirar a la cara al Holocausto nazi, es necesario ver los sanguinolentos resultados prácticos de la utopía comunista para aprender de una vez con quien nos jugamos los cuartos. El comunismo, a diferencia del nazismo, no ha muerto, goza de una salud excelente y aspira en este siglo a extender el mismo reguero de muerte y destrucción del siglo anterior.
viernes, 6 de agosto de 2010
Kolumnismo de kalidá
Siguiendo la estela de mi admirado Jotaemeguardia acabo de descubrir que el periodismo de kalidá™ es sólo una parte de todo lo bueno que cada día nos ofrecen los periódicos. Ayer en la versión de El País para víctimas de la LOGSE, es decir, en Público, se estrenó una columnista, perdón, kolumnista, muy joven que, según cuenta en su blog se centrará en “entrevistas a distintos jóvenes de entre 16 y 30 años. Se llama "Tráfico de hormonas" y aparece en el suplemento Esclavo Libre”. La sujeta firmante, escribiente y columnahabiente se llama Luna Miguel y es el arquetipo de lector del papel rouresí: semianalfabeto, logsizado y presuntamente rebelde y creativo. En definitiva, una pena de gente que vivirá de sus padres hasta que el Estado, siempre caritativo, los eutanasie de una inyección letal cuando su vida no merezca la pena ser vivida. Porque de estos hijos no podemos esperar.
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