Cuestión de altura

En Suiza han tratado de evitar que suceda esto que ha pasado en Esslingen, un pueblo al sur de Stuttgart donde la mezquita se ve mejor que la iglesia. Y parece que lo han conseguido.

Alemania despierta

Tal día como ayer hace once años, un sonriente Gerhard Schröder se hacía con la Cancillería con una mayoría aplastante, muy superior a la que Merkel obtuvo en las federales del domingo pasado. Más del 40% de los votantes, casi el 50% sumándole el apoyo de sus socios rojiverdes, devolvieron el poder a la izquierda, alejada de la poltrona durante 16 interminables años.

Eran, claro, otros tiempos. En 1998 el espectro político alemán era más reducido, especialmente en el lado izquierdo. Los socialdemócratas competían, y no mucho, con los verdes, que en la Alemania occidental ejercían de marca blanca del Partido Comunista, nunca demasiado bien visto a este lado del Muro. Venía Alemania entonces de 50 años de crecimiento económico constante, cuya herencia más visible es el euro, divisa reacuñada en la mitad de valor facial sobre los antiguos marcos.

Casi que me quedo con la autopista

Madrid, ribera del Manzanares, 17 de noviembre de 2009. Sexto Año Triunfal del Cejas.

Nostalgia de la Stasi

Paco Frutos, que es un diplodocus del Jurásico un comunistón que sigue añorando el muro, la Stasi y los tiros por la espalda a quienes pretendían abandonar el paraíso socialista contruído por gentuza como él, dice que la Unión Soviética, ese país infame, gobernado por fanáticos y asesinos en serie, fue un "modelo novedoso" que, si hubiera "afinado la partitura", hubiese funcionado. No se bien que entiende éste botarate por "afinar la partitura". Tal vez matar más gente. Es posible. Cuando Gorbachov abrió un poco la mano se le fue el "modelo novedoso" a tomar por culo. Frutos ahora se hace cruces por el error inmenso de dejar a la gente salir del país, hablar y opinar libremente o montar un negocio, que es, esencialmente, en lo que consiste el comunismo. Frutos, nostálgico de la Stasi y del palizón en comisaría, no ve la hora de echarnos mano y someternos. Yo, Paquito, me pienso defender.