Todavía se puede ver en la página web de la Confederación Nacional del Trabajo un banner en el que, para promover la jornada de 30 horas semanales, anuncia que “trabajando menos, trabajamos todos”. Para dar cuerpo al eslogan ofrecen al lector un “documento” donde se justifica la oportunidad y las bondades de esta reivindicación. La CNT, es decir, la carcundia hecha sindicato, considera que como el trabajo es limitado hay que repartirlo. A la fuerza naturalmente y manteniendo los salarios. Y la patronal, que se chinche. Conmovedor.
domingo, 26 de septiembre de 2004
domingo, 19 de septiembre de 2004
35 horas de miseria
El derribo a piquetazos del muro de Berlín y de la utopía socialista dejó a la izquierda europea huérfana de reivindicaciones de envergadura. Hasta entonces, mientras duró la fantasía ruinosa y sangrienta del socialismo real, los progres de este lado del mundo se las veían francamente felices sacándose de la chistera recetas importadas directamente del plan quinquenal soviético. Así, por ejemplo, en los años setenta –y aun a principios de los ochenta– en las huelgas podían verse banderas rojas con la hoz y el martillo coquetamente bordadas en una esquina. La estética de la revolución, aunque desfasada, todavía conseguía adeptos entre los sindicalistas, indocumentados por naturaleza, y los políticos de oportunidad que se hartaban de viajar a la URSS en comisiones de buena voluntad.
viernes, 10 de septiembre de 2004
¿Se está calentando el planeta?
El latiguillo de moda de unos años a esta parte entre gentes de progreso y políticos de retroceso es el del calentamiento global. Todos los desajustes meteorológicos, desde las inundaciones a las olas de frío pasando por las sequías, los tifones y los vendavales, se explican por el mismo patrón. El planeta se está calentando, y, como consecuencia de ello, las cosechas se perderán, los bosques se secarán y la humanidad perecerá achicharrada bajo un sol de justicia. ¿Tal es el desesperanzador futuro que le espera a nuestro mundo?, ¿es cierta la profecía del calentamiento global?
martes, 7 de septiembre de 2004
Nucleares sí, gracias
Algo se mueve en el Olimpo ecologista cuando uno de sus gurús, el británico James Lovelock, se ha replanteado –a sus 85 años– el espinoso asunto de las centrales nucleares. El acreditado conservacionista y creador de la Tesis Gaia lo tiene tan claro como otro arrepentido, Bjorn Lomborg, antiguo miembro de Greenpeace hoy convertido en el padre del ecologismo escéptico, esto es, en la nueva corriente de ecologistas que, sin abandonar su preocupación por el medio ambiente, han dejado de tragarse las previsiones catastróficas y las mentiras de Greenpeace y demás organizaciones asimiladas a este fundamentalismo pagano de nuestros días.
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